miércoles, 28 de septiembre de 2016

RESUELLO



Cuando se le acercó estaba al sol, y apenas si jadeaba y entrecerraba los ojos. Tragó saliva y movió los dedos sobre el puño del estoque como asegurando la sujeción, dio dos o tres pasos cortitos y respiró hondo. Cruzaron miradas y sintió que en ese acto le rogaba piedad, levantó la vista y pudo ver que había una enorme expectativa puesta sobre su desempeño. “Esto no es un deporte” le quiso explicar. “Esto es un arte, un arte que culmina con un acto de amor, y como todo acto de amor conlleva a un sacrificio”, y embistió. Fue terriblemente habilidoso. Un movimiento, un sacudón, y la sangre de la femoral manchando el suelo. Se acercó y lo miró por última vez, le resolló en la cara, como si quisiera recordarle que era un acto de amor… 


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