jueves, 28 de abril de 2016

QUÉ CONTIENE LA LAVA...?


                  La lava habita debajo de la superficie, no es visible al ojo humano si no se la busca, si no se la provoca. Cuando logra la superficie tiene temperaturas altísimas, está extremadamente caliente. Ha sufrido presiones durante su ascenso, pero allí abajo no podía más, no tenía por dón de fluir y lo deseaba, antes bien, lo necesitaba.

                ¿Quién podría querer participar de la erupción de los volcanes? ¿Ser parte de esa enorme expresión de descontento? Como un a enorme caldera va soportando, ese lago viscoso, cada vez más temperatura, y se mueve en un murmullo ardiente, como efectuando un contagio, como elevando una consigna, y hay a cada instante más y más lava incandescente "sacudiendo en un pujante palpitar las entrañas de la tierra", y mientras esta encuentra un túnel, una boca de salida, el resto mantiene y aumenta su temperatura en el subsuelo.

                     Esto es un mecanismo muy corriente, hasta que estalla...

                   Y tal vez en eso consista la política, en evitar el estallido, para que no tengan que hablar luego del "subsuelo de la Patria sublevado"

                 Este viernes "el espíritu de la tierra" estará libre, tratando de reivindicar derechos. Alguien seguramente lo mirará pasar y cerrando su ventana rezará un Padrenuestro para que no se rompa eso... la cantera... o lo que sea que contiene la lava...



lunes, 25 de abril de 2016

LA DIMENSIÓN DE LA VERGÜENZA


                  Mucha gente me ha dicho que lo de las sociedades offshore no le preocupa, porque todos los gobiernos roban y ellos deben levantarse, igualemtne, a diario para ir a trabajar, para ganarse el sustento.

                   Lo dicen sin el menor análisis. Lo dicen sin ponerse colorados, es decir sin sentir vergüenza. No son culpables. No. La vergüenza es el sentimiento que despliega, en segundos, todo un sistema de valores, y el lugar de uno y los otros frente a ese sistema, no necesariamente compartido.

                  No siempre la vergüenza se activa en la falta. En muchas oportunidades habrán escuchado la frase "vergüenza ajena", es que en ocasiones se descubre ante nosotros cierta desvergonzada vileza de otro individuo que incurre en una acción que menoscaba los valores mínimos que se comparten en una comunidad. Es otra dimensión de la vergüenza.

                 Pero qué pasa cuando esta atraviesa la posición de lo público, cuando descubrimos, por ejemplo, los esfuerzos de un hombre mediocre por ascender en la escala social acopiando poder para imponerse frente a los otros y deponer así su insignificancia. Es la que aún persiste en nuestra memoria cuando en plena manifestación pública, tras la huída de un presidente en helicóptero, veíamos los cuerpos ensangrentados yaciendo en medio de una plaza.

                      Es lo que vemos ante una crisis económica colectiva, que suscita una revisión generalizada de la moral de una nación. Porque empujar a las personas a las fauces de la desgracia de la desazón económica, es provocar, ante la imposibilidad de elegir un camino laboral, alternativas que dan la espalda a aquellos procesos que el mismo gobierno declama combatir (la trata de personas, el tráfico de narcóticos, el contrabando, por decir lo menos). He aquí la vergüenza generalizada.

                      Cada vez que en una documental vemos a Hitler gritando sus consignas y gesticulando como un mal clawn, lo más preocupante no es el monigote, sino la masa enardecida que festeja sus histéricos ademanes, y que fue la misma que a través del voto lo llevó al estandarte que luego la llenó de vergüenza masiva ante el mundo.

                       Entonces yo le digo a esas personas a las que me refería en el primer párrafo que ignorar la dignidad ajena, es decir devenir en canalla por omisión, es tan vergonzoso como tomar el látigo y ser uno mismo el verdugo encargado de flagelar a los que perdieron su oportunidad. Entonces Friedrich Nietzsche tenía razónen "La gaya ciencia" cuando remata con una verdad pragmática que sale indemne frente a la refutación más indecente e incidiosa: ¿Cuál es el sello de la libertad alcanzada? Ya no avergonzarse más ante sí mismo.


viernes, 22 de abril de 2016

LA ANATOMÍA DEL VACÍO

               La realidad tenía otra forma. Sí, forma. Más allá de la naturaleza de las imágenes. La vida transcurría dentro de una dimensión ética para el ciudadano de a pié. Para otros, quizás, había un exceso. ¿Conveniente o razonable? He ahí el dilema. Pero más allá de la respuesta me anticipo con otra pregunta ¿Quién establece dicha frontera?
           
                  ¿Qué hombre tiene la virtud de establecer, en una sociedad aquejada por la desigualdad, el justo término medio, que evite tanto el exceso como el defecto? La realidad ha dejado de ser lo obvio, ha sido sustituída por la ficción, una ficción que llegó desde lugares que se erguían creíbles, como la prensa, o los medios de comunicación, bajo la promesa de una felicidad plena y perfecta.

                     Esa felicidad paradójica implica la desaparición de antigüos límites institucionales: El Estado, la religión, la familia. Plantea una ilusión vacía de contenido que denomina "mercado", cuyo arquetipo social está sobredeterminado por la producción de bienes para consumo. Y acá volvemos a la paradoja, porque la producción de bienes se centra en las personas, necesita y se sirve del consumo, lo aborda y se deja abordar, casi pornográficamente, por él, incita, promueve y festeja los excesos. Pero a todo exceso, como en una borrachera le sigue la resaca, como en unviaje con drogas le prosigue el inesperado bajón.

                     Se precisa, entonces, un código de reglas claras que satanice las tentaciones del exceso o que eleve la abstención hasta llegar al vacío. En definitiva quedar sometidos a la condena de la mirada crítica del otro, que es, en definitiva como estar traspasados por el metro cultural, en donde estar orientados por el deseo implicaría transitar, inexorables, la carretera a la vergüenza.

                        Pero la vergüenza también es un fenómeno capaz de trascender lo individual. De hecho es frecuente verla atravesar el campo social. Por caso cuando luego del acto electoral, el candidato no responde a las espectativas de sus electores, suele escucharse de ellos la negativa "Yo no lo voté", presentándose la elección como un acto vergonzante que no puede admitirse en público.

                        Y esta negativa vuelve a plantearse dentro de lo conveniente o razonable, y ya no queda esperanza para la felicidad paradójica, y esa decepción nos lleva a entender como la ficción ha sustituído la expectativa con el vacío. Un vacío bajo la forma de la hiperrealidad, con un catálogo infinito de paraísos artificales, y aprendemos que esa es la anatomía del vacío, y que la realidad tenía otra forma...

 
                     

miércoles, 20 de abril de 2016

MENTIRA LA VERDAD



He estado varios días ausente, he descuidado mi blog, no he escrito mucho, es decir que he escrito otras cosas cuyo formato y/o contenido no me parecen compatibles con este blog.
Lo que no he dejado de hacer es de pensar. Me han propuesto ese ejercicio, el de no pensar, de no leer diarios ni revistas, no escuchar noticieros ni ver televisión, y lo he logrado casi todo menos dejar de pensar…
Y pensando comencé a darme cuenta de que somos una sociedad con una marcada inclinación a la mentira. Es tan usual y cotidiana su implementación que casi pasa inadvertida.
Mentimos casi permanentemente, desde que nos levantamos. Cuando respondemos que nos va bien, cuando decimos que nos trae la cigüeña, con Papá Noel entrando por la chimenea, con la cartita a los Reyes Magos. Somos víctimas y nos dejamos cautivar con publicidad engañosa, utilizamos terminología mentirosa como “Hotel Boutique”, es mentira que un ajuste pueda ser un sinceramiento, es sorprendente pero se mintió en el debate político, desde la tapa de los diarios nos mienten haciéndonos creer en algo que no llega a ser una verdad presunta, también nos mienten con las estadísticas y los números, mentimos cuando evadimos los impuestos, como nos mienten con los precios de los comestibles y la indumentaria, cuando a los que buscan empleo les dicen “los vamos a llamar” les mienten, también hay mentira en la justicia, en la letra chica de los contratos, en las pólizas de seguro, en las reservas de pasajes u hoteles on line, en los acuerdos de paritarias, en los derechos del niño, en la lucha contra la violencia de género…
Tanto se miente dentro del seno de esta sociedad que el juego criollo por excelencia, el Truco, está basado en la mentira…
Y de ese mismo seno surgen los políticos, funcionarios judiciales, autoridades de control, agentes del orden, dirigentes, inspectores, etcétera, etcétera, etcétera… Y después los señalamos y renegamos argumentando que nos mienten. O nos hacemos una seria autocrítica o comenzamos a leer la verdad como la mentira perfecta.-


martes, 5 de abril de 2016

ACERCA DE LOS JARDINES DE FUNES



Los jardines de Funes encierran una leyenda que ha trascendido por lo menos el último cambio de siglo y que “La Sociedad de los Antiguos”, formada sólo por los siete pobladores más antiguos de Funes, relatan a sus descendientes so promesa de no divulgación de la misma a fin de evitar que todo el mundo se mude a vivir a lo que ellos consideran su paraíso.

Esa leyenda advierte acerca del hechizo que producen los jardines de Funes sobre quienes compran o construyen su vivienda en dicho asentamiento, pero sobre todo declama el conjuró que habrá de usarse cuando el hechizo les sea adverso.

Es que quienes efectuaron el maleficio fueron nada más ni nada menos que las Damas del Orden de Roldán, en su afán por mantener lo que ellas consideraban una distancia prudencial deshabitada antes de arribar a su comuna.

En este orden de cosas, quienes hayan caminado por las callecitas de Funes habrán podido apreciar la vasta variedad de jardines que las adornan. Los hay adelante o atrás de las viviendas, también abiertos, prolijos e iluminados; alambrados y desprolijos, y están los encerrados, estos tienen la particularidad de estar rodeados por un muro de ladrillos de entre un metro ochenta y dos metros de altura, ocultando a la vista del paseante, todo lo que entre estos muros se encuentre.

En la intersección de las antiguas calles De La Pasión y Del Olvido (Cabe aclarar que las calles eran renombradas cada tres años para dificultar la filtración de la leyenda), se erguía una hermosa casa de dos plantas, habitada por nuevos pobladores que se presume descreían del mito, y a pesar de haber amurallado su jardín, por una descuidada hendija podía verse una fuente en cuyo centro lucía la imagen en mármol de una bellísima joven ataviada por una fina túnica y portando un cántaro en su mano derecha. Puedo asegurarlo porque yo mismo la vi una noche en que pasaba por allí buscando la casa de mi viejo amigo André Berger, conocido como El Francés.

Ya instalado en su casa lo primero que hice fue ponerlo al corriente del suceso, me miró con cara de arquero que la tiene que ir a buscar adentro y me dijo que él pasaba todas las mañanas por esa esquina y que había visto la fuente pero con la imagen de un mancebo; en ese momento hizo su entrada la flaca, su eterna compañera, con la cena e interrumpimos la conversación.

No obstante, la duda se había generado en mí; recordé a mi viejo profesor de periodismo que siempre me decía que ante la duda se debía analizar el origen de la información, así que decidí que a la mañana siguiente iría personalmente hasta esa casa para hacer las averiguaciones pertinentes.

Así lo hice, a las diez de la mañana toqué el timbre de la vivienda, y para sorpresa mía quien me abrió la puerta era justamente la niña de la fuente. Fue tal mi estupor que no pude articular palabra, ante mi balbuceo inentendible la jovencita puso una monedas en mi mano y se volvió a encerrar. Cuando recuperé la tonicidad muscular y el movimiento di vuelta la esquina para ver nuevamente esa fuente y efectivamente, mal me pese, había en su centro la imagen de un muchacho. Me fui rápido a casa, dubitativo, estupefacto, con la idea de volver a la noche. Así pude corroborar lo insólitamente cierto, que la estatua de la fuente cambiaba según la hora del día en que se la viera; de noche era una bella dama y de día un apuesto joven.

Cuatro días con sus noches estuve encerrado en mi habitación, con libros de historia, enciclopedias, atlas, cavilando al respecto; a la quinta noche fui a buscar al Francés para mostrarle el llamativo misterio y pedirle que me acompañara a hablar con los dueños de casa.

Al tocar el timbre nos recibe un joven muy amable, con la voz suave, y atento en sus gestos pero evidentemente colmado de tristeza. Nos presentamos y muy respetuosamente le solicitamos que nos permita ver la fuente que ostentaba en su jardín trasero, enseguida los ojos se le llenaron de lágrimas y con un paso atrás nos franqueó la entrada. Delante de la fuente había un sillón instalado haciendo evidente que allí se sentaba pasando largas horas observándola. Cuando le dije que había estado la semana anterior de mañana y que esa moza, que hoy era la estatua, había sido quien me había abierto la puerta, rompió en llanto, se desmoronó sobre el sillón y nos contó su sufrimiento:

Recién casados, con su joven esposa decidieron construir esa casa en Funes y mudarse cuanto antes; la misma noche que lo hicieron escucharon, a la madrugada, ruido de vidrios rotos, cuando él llegó al living investigando el origen de esos ruidos, efectivamente habían arrojado una piedra con una nota atada, al leer la misiva se da cuenta de que se trataba de un hechizo efectuado por Las Damas Del Orden de Roldán.

Nos acercó la esquela que guardaba celosamente en un cajón de su escritorio, bajo llave, y en ella podía leerse:
“COMO EL SOL Y LA LUNA, REINAN EN EL AÑIL, REINARÁN USTEDES EN SU EDÉN”
Y desde entonces viven el uno de día y el otro de noche, sólo se encuentran algunos segundos dos veces al año, para los equinoccios.

Afortunada mente para ellos mi amigo El Francés ya formaba parte de La Sociedad de Los Antiguos y ahí nomás le pasó el conjuro que rompería con el maleficio.-
 

 

viernes, 1 de abril de 2016



SIEMPREVIVA...



TAN BAJA, TAN ALTA, TAN SIEMPREVIVA...
TAN LATITUD COSMOPOLITA.
BAÑADA, PORTUARIA Y DESPEINADA.
HARTA Y A LA VEZ ALEGRE DE BULLICIO.
PROLONGADA EN HISTORIAS PEATONALES,
HISTÉRICA DE SHOPPINGS
Y ATAVIADA DE OPULENTO ART-DECÓ,
BRILLANDO DESDE LOS BALCONES,
FLORECIDA...
CON TANTO MÚSICO Y POETA CANTÁNDOLE DE LEJOS;
CON TANTA LETRA Y POESÍA PROVOCANDO DESDE ADENTRO.
CON TODOS ESOS RAMOS DE CULTURA DESBORDÁNDOLE LAS MANOS.
ATREVIDO PRESAGIO URBANO DEL PRÓXIMO MILENIO,
PROMETIDA PASIÓN DE PRIMAVERA
CON ARROGANTE PRENSUNCIÓN DE RÍO Y MONUMENTO ERGUIDO.
CON AIRES DE BANDERA Y MADRE,
BAJANDO DE LOS BARCOS A SUS HIJOS ADOPTIVOS;
CON TODA ESA EMOCIÓN CONTENIDA,
CON SU PASO IMPONENTE Y DECIDIDO.
CON SU ADEMÁN DE VIRGEN INMACULADA;
Y SU VOZ CANTÁNDOME AL OÍDO
LAS ODAS A LAS SOMBRAS DE LOS VIEJOS DROMEDARIOS,
SE YERGUE A LAS ORILLAS DEL PADRE DE LOS RÍOS,
TAN FRESCA, TAN LOZANA...
                                                   TAN SIEMPREVIVA: ...ROSARIO...!!!



UNA PIEDRA QUE CAE…


El hombre no es sino a través de su circunstancia. Si se fatiga al hombre, si se perturba su estado emocional haciéndolo cada vez más incómodo, el hombre reacciona. No es violento, se lo ha violentado. Si se lo ignora, se lo hostiga constantemente haciendo peligrar su futuro y el de su familia, el hombre se enoja, y si se le reprime el enojo en lugar de escucharlo, se enfurece. ¿Es el hombre hostil? No, se lo ha hostilizado. Y cuando el enojo o la furia perduran en el tiempo se transforma en resentimiento. ¿Es el hombre resentido? Nunca es bueno provocar los demonios de los desconocidos, aunque yo sea su rey. Porque esos demonios pueden transformar al hombre en una piedra, una piedra que cae... Y una piedra cayendo, no se detiene...