¿Dónde tú? ¿Dónde yo?
Transcurriendo amalgamados
la fugaz travesura del beso.
Descolgándonos yuxtapuestos
en la caricia de la aguada tinta
de un verso irremediado.
¿Dónde tú? ¿Dónde yo?
Amándonos sin ningún sentido hasta el
reproche.
Aturdidos, después, en la estridencia
del silencio.
Aventurados al exceso de mirarnos.
Tu piel fría calentándose en mis
manos
que a su vez se entibian en tus
muslos.
El espasmo contenido en tu teoría del
amor tántrico
y ese placer de que te acurruques en
mi pecho
del cual no quiero privarme.
¿Dónde tú? ¿Dónde yo?
En la poesía inmensa de la tarde,
que cae como caen los versos
endecasílabos de tu soneto.
Hay un color, un aroma o una mirada
que me provoca escribirte lo
indecible en un poema.
Algo, para mí desconocido, me
arrebata a tu costado
y transito el frágil instante de tu
nombre
descubriendo constelaciones
que dibujo uniendo los lunares de tu
espalda.
Tu cuerpo huele al jazminero de mi
patio
y tu boca me sabe a un añejo bonarda.
Creo que nos estamos volviendo
permanentes,
y así, casi sin decirnos nada.
¿Dónde tú? ¿Dónde yo?
¿Dónde nosotros?
Elije un libro que te guste y tráelo
a la cama
que lo vamos a leer en un abrazo.
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