LA
GUERRA
El caballero atravesó
el salón hasta quedar delante de la princesa, levantó la celada de su yelmo y
ésta reconoció en él al hombre que la había desposado el día antes de partir a
la guerra.
La miró tiernamente a
los ojos y con una amplia sonrisa le dijo “he vuelto”
-¡Andate a la puta
madre que te parió!- dijo la princesa.-
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