CARENCIA
Escribo desde la
carencia. Sí, porque noto que me faltan cosas y quiero compartirlo con vos,
contártelo a vos. Desconozco si vas a querer hacer algo, de veras lo ignoro. Si
me preguntás, sí quiero que hagas algo, no por mí, por vos, por otros, por
todos. Hace mucho que estudié periodismo, y mis profesores eran personas con
trayectoria en los medios y los claustros educativos, y se empeñaron en que
entendiera el significado de objetividad, hasta que me tocó entender que nada
es tan así. Pero bueno, tampoco la vida se maneja con los principios y valores
que me enseñaron mis padres, ya no, ni la historia resultó ser como la aprendí
en la escuela. No obstante continúo transitando la vida pregonando lo aprendido
antiguamente, es decir que así eduqué a mis hijos. Pobrecitos ¿Cómo los tratará
la vida a partir de eso?
¿Vas entendiendo?
Impresiona ver de qué manera confunden y dividen. Convencieron que robar plata
del Estado y llevársela a esconder al exterior es lógico, y robar plata del
Estado y esconderla en el patio de tu casa, debajo de la higuera, es un delito
imperdonable. Y ahí se crean dos vertientes: los de la higuera y los del
exterior. Hicieron ver lo horrible que es ser corrupto, pero nada se sabe de
los corruptores. Persuadieron sobre la importancia del resarcimiento a los
pobres jubilados judicializados, sin embargo desconocen la carrada de
desempleados de los últimos seis meses.
Todo lo anterior está
mal o se pudre, el plan es borrón y cuenta nueva. Cerraron programas para
disminuir el gasto, la gente qué sabe. Pagaron a los buitres a costa del
despojo, incentivaron a los bancos, dieron más ventajas a los aventajados y
pidieron plazos, pedal, tiempo… Que pasa volando y cuatro años ni se notan…
No sé si me entendés.
Las cosas no estaban nada bien, pero se vivía. Las marchas era para viajar a
Miami, o comprar dólares libremente, los piquetes se hacían para disminuir
ganancias. Había inflación ¡Qué novedad! Los privados llevaban cuatro años sin
dar trabajo. Y esa era una lucha, que no se la llevaran afuera, que ampliaran
la planta y diera trabajo genuino, pero no quisieron. Y ahora tampoco quieren.
Hace años que no producen bienes sino dinero, y es lo único que les interesa.
Intelectualizo todo esto sin problemas, pero no tengo herramientas para
enfrentarlo ¿Ves? Esa es mi carencia, no tengo los conocimientos, ni las
habilidades, me faltan mañas para combatir al cinismo y la hipocresía política.
Un amigo me dijo que era un utópico, otro que era un romántico, y un tercero,
sin decirme nada, me regaló el libro El Hombre Mediocre, de José Ingenieros.
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