viernes, 21 de octubre de 2016

DUDA RAZONABLE




Acariciados por una luz difusa que se colaba por entre las cortinas, los dos cuerpos, desnudos, abrazados, se miraban sobre la cama. Las sábanas revueltas y manchadas permitían presumir que habían estado amándose hasta avanzado el amanecer. Y que posiblemente hubieran continuado si no fuese porque estaban en una reducida habitación de un hotelucho de cuarta, rodeados de policías mirándolo todo por todas partes y sacando fotos, que se trataba de la escena de un crimen y que ellos eran las víctimas.

Hasta que el fiscal puso en tela de juicio la presencia de un tercero, y planteó una duda razonable.-


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