viernes, 16 de diciembre de 2016

FABRICANTE DE LLUVIA



Apareció en un carretón inmenso, un armatoste colorinche, con luces por todos lados. Lo paró en el centro de la ciudad y bajó un par de compuertas, levantó otra, corrió una plataforma doble, y quedó armado el escenario sobre el cual se subió a comenzar su acto. Imagínense ustedes las caras de los pobladores.

Primero inició tocando un acordeón pequeña, que casi se perdía entre sus enormes manos, y se acompañaba con una armónica que portaba en un arnés en el cuello. Bailoteó algunos pasos, y con ese simple gesto comenzó a juntarse gente alrededor del carretón.

Cuando ya se había arrimado un montón de parroquianos gritó “Tiempo Loco” y comenzó a hablar del clima, de la sequía, de la botánica, de los hemiciclos secos y de los hemiciclos húmedos. Luego comenzó a hablar de las concentraciones urbanas y la acumulación de calor, de la responsabilidad del Estado en las catástrofes naturales, y cuando todos estaban cooptados por sus palabras, extrajo, con la habilidad de un mago, una galera con la cual comenzó a recaudar los aportes voluntarios de toda la asistencia.

Yo lo miraba impresionado desde un costado, acababa de venderles a todos una tormenta. Sí, como lo escuchan. Era un vendedor de tormentas, fabricante de lluvia. Y la gente compraba…

Caramba, se necesitaba saber mucho del clima para no parecer un estafador.- 



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