miércoles, 25 de julio de 2018

PELÍCULA
 
 
Hoy recordé que hace aproximadamente veinticinco años, leyendo a Lacan, me topé con una frase que me impactó: “La verdad tiene la misma estructura que la ficción”
Me resultó inevitable ponerme a pensar que nos construimos a partir de esos recuerdos que consideramos son la verdad de nuestro pasado, y que entonces puede no ser así, sino que surgimos desde una ficción, una fantasía, creada por nosotros mismos, a partir de un deseo, o para reemplazar una realidad que nos resultaba desagradable.
Lo cual querría decir que nos erguimos desde una verdad presunta, que somos la resultante de la mentira…
Entonces, las conversaciones con nuestros hijos, nuestros alumnos, nuestros discípulos, todo aquello que hemos intentado transferir, carecería de fundamentos verdaderos, porque las circunstancias nos demostrarían que nuestra creencia se ha visto condicionada, porque no hemos sabido guardar testimonio real de nuestro paso por el tiempo.
¿Y de qué modo podría lograrse eso?
Se me ocurrió que abusando de la tecnología podríamos colgarnos una cámara de video en la frente, o en el pecho, y grabar las veinticuatro horas de cada día de nuestra vida. Y así podríamos lograr, cada uno, tener testimonio cierto, de nuestro pasado verdadero, porque cada uno tendría, al final de sus días, su propia película…
Y entonces recordé que por la misma época había leído también a John Lennon, de quién también me impactó una frase: “Cada uno vive su propia película, lo malo es cuando te obligan a participar en ella”
 
 


1 comentario: