viernes, 26 de agosto de 2016

POR SU PROPIO PESO



Cuando el Primer Mandatario hace declaraciones a un medio extranjero, despreciando o minimizando la información de la etapa más funesta e ignominiosa de la historia reciente del país, ninguneando los Derechos Humanos, ignorante tal vez, de que es lo que la ha dado carácter a nuestro país delante de todo el mundo. Cuando se lo pone al ciudadano frente a un contrato tácito entre él y las empresas de servicios públicos, imposible de afrontar con su escueto salario, cuando se le miente o se le tergiversa la verdad, tomándolos por incautos, cuando se los pretende hacer creer que son los culpables de todos los males que van a acontecer, hasta del tiempo, por el simple hecho de tener otra creencia, otra mirada, y hasta otras prioridades. Cuando se los trata de ignorantes diciendo que en otros países, más lejanos, adonde se presume que la mayoría de ellos no ha viajado, estas cosas no suceden, sin tener en cuenta que todo puede averiguarse por la internet. Cuando se los pretende señalar con el dedo por haber derrochado la electricidad, el gas, el agua, el aceite. Cuando se los trata de atrevidos por haber osado viajar al exterior o tener un celular de última generación, o por haber cometido el abuso de pretender ver el mundial de futbol en un monitor HD y desde un canal estatal. Cuando les echan en cara creer con pasión en otra persona, autoconvocarse, usar identificación política y manifestar, y entonces te mandan a la Gendarmería, o la policía, o la Brigada A, da igual, cuando te coartan la libertad, digo.
Cuando a una manifestación de jubilados se los enfrenta con un pelotón antidisturbios, armado, y con carros hidrantes arrojando agua fría a alta presión. Cuando se pretende responsabilizar a los trabajadores de poner “palos en la rueda” a los empresarios, por solo reclamar un salario mínimo, vital y móvil, como dice la Constitución. Como cuando te dicen que la inflación está bajando pero es una terrible estanflación, cuando te quieren hacer creer que la economía se está acomodando y la evidencia demuestra que el mercado interno está deprimido por debajo de la media normal. Cuando te dicen que están arribando las inversiones y solo es capital especulativo que se incorpora provisoriamente en el mercado financiero sin aportar beneficios al Estado En definitiva cuando nos mienten, cuando distorsionan el verdadero sentido de la verdad como si su valor se hubiera perdido en el tiempo, como si ya no importara su existencia real.
Del mismo modo que cuando se pretende que, el juicio del título, en letras de molde, de la prensa escrita, sea aceptado como la sentencia definitiva de la justicia. O que la denuncia real sea la que hace el periodista desde la pantalla del televisor, sin pruebas, sin evidencias, como si estas fueran meras formalidades. Entonces te hacen creer que no tenés derecho a un juicio justo, a la defensa, o a las garantías constitucionales. Como si la mentira fuese que todo hombre es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
Cuando todo eso sucede dentro del mismo contexto y en un breve espacio de tiempo, el hombre se fatiga, se perturba su estado emocional, y reacciona. No es que el hombre sea violento, se lo ha violentado. Por eso el hombre se manifiesta, sale a las calles “gritando” su dolor, su molestia. Y si en este estado, se lo ignora, el hombre se enoja por no ser escuchado, y si a ese enojo se le da la espalda o se lo reprime, el hombre se enfurece. No es que el hombre sea hostil, se lo ha hostilizado. Y para combatir la hostilidad se lo ataca con el escuadrón de gendarmería con balas de goma y pistolas lanza gases. Entonces ese enojo, esa furia, perdura. Y cuando el enojo perdura se transforma en resentimiento. ¿Podría alguien decir que el hombre es resentido?
Si no se ha tomado la iniciativa de conocer los demonios de la gente nunca es bueno provocarlos, porque se desconoce la magnitud de su reacción. Pero además, que no crea el superior que se deben hacer las cosas porque se tiene el poder para hacerlas. Las cosas deben hacerse porque son necesarias y es justo que se hagan. Pensando en el bien general. Porque es muy común que crean que se llega a la cima con todo el peso del poder, pero hay una ley física que reza que todo lo que sube cae por su propio peso. Y la verdad, como el equilibrio, pugna por salir a la luz, porque la mentira y el engaño tienen fecha de vencimiento, y al final todo se descubre, pero la confianza, el honor y la dignidad, mueren para siempre.


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