LA
MISMA CANCIÓN
Azalehya tenía nombre
de flor, ojos de luna, piel mate y el cabello enrulado, y siempre andaba por
todas partes, tarareando bajito la misma canción.
Por las noches subía
al techo de su casa y se tiraba de espaldas a contar las estrellas, tarareando
bajito la misma canción.
Su mamá la llamaba:
¡Azalehya! Y ella respondía, con su voz chiquitita, ¡Voy mamá! Y salía
corriendo, tarareando bajito la misma canción.
Una tarde, Azalehya se
fue para el río, en busca de fresas para un rico pai.
Y no volvió nunca.
Pero ya no la buscan.
Cuenta la leyenda que
en noches de luna, si uno se pasea por la orilla del río, escucha el murmullo
del agua en la costa, y medio mezclado, tarareando bajito la misma canción…
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