CAPTURAS
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de
formas inconstantes, ese montón de espejos rotos… escribió, alguna vez Jorge Luis Borges…
El recuerdo es esa
construcción que hacemos, con algunos resabios del pasado, que han quedado
dispersos en la memoria. Intentar recuperar colores, paisajes, olores, y hasta
voces, que saquen el pasado a la luz en un intento de recuperarlo.
Pero cómo estar seguro
de que lo que subyace en la memoria es lo que fue, y no una copia maquillada
por la experiencia y el deseo. Falsificada, si se quiere, en nuestra voluntad
de recordar.
Lo que recordamos
nunca es exactamente la realidad. Y el recuerdo es la base de lo que somos. Entonces
la historia consistiría en rescatar aquello que los vencedores condenaron absolutamente
al olvido, para poder transmitir la memoria, los lugares, las marcas
territoriales, desde las voces de los vencidos. De allí la necesidad de la
difusión de imágenes que han servido para calificar los lugares más allá de los
relatos.
Y esa captura, que
para algunos sigue significando la captura del alma. Para que cumpla su
finalidad vocera, tiene que retratar la belleza de los seres, de los objetos,
de los paisajes. Descubrir los aspectos escondidos y manifestarlos en la lengua
iconográfica de la imagen, con la misma coherencia del relato…
Entonces sí, somos
nuestra memoria… Esa de la que dan testimonio nuestras fotos…
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