miércoles, 16 de marzo de 2016

REENCUENTROS



                 Han vuelto las imágenes de presidentes y primeras damas a las revistas fashion internacionales, nos reencontramos con la mixtura político-farandulera pretérita, ha regresado la frivolidad a las esferas del poder. Y millones de argentinos festejan esto, lo disfrutan, y se lo comentan en sus encuentros. Se congratulan.

              Mientras tanto pasan también otras cosas: devaluación efectiva de la moneda, eliminación o reducción de retenciones y/o derechos de exportación, liberación de cupos de exportación para bienes claves de la canasta básica, desarticulación de programas de defensa para la clase media y baja, aumento de tarifas de servicios públicos. Todo en desmedro del poder adquisitivo de la población con menores recursos.

                 Lamentablemente, en medio de todo esto, el debate legislativo por el pago a los fondos buitre. Y digo lamentablemente porque luego de más de veinte horas de debat primó la extorsión que el Poder Ejecutivo hizo sobre los gobernadores con el pago de la coparticipación y los fondos para la obra pública, y que estos trasladaron a sus diputados, que termionaron levantando la mano hasta ante el paso de una mosca.

                 No me siento contento con esta última jornada legislativa. Es más, no creo que haya qué festejar, con excepción de Paul "The Vulture" Singer, por supuesto. Quien a decir del periodista californiano Greg Palast (The Guardian), invitó en setiembre 2015 a MM a una reunión a fin de ofrecerle una abultada colaboración para su campaña ¿A cambio de qué? Nunca lo sabremos porque fue una reunión privada.

            Pero eso no es lo importante. Lo verdaderamente importante es lo que cada uno de los participandes de este hecho sabe, en su conciencia, que obró, y de qué modo afectó a su Patria, a su pueblo y a su dignidad. Nadie podrá argumentar que no fueron advertidos.

                 Tal vez no tuvieron presente cuando en el año 2001, el juicio social no les permitía a los políticos caminar por la calle, ir a comer a un restaurante, o asomarse a la vereda.

                 Y si acaso, llegado el momento, no hubiese un artículo, de una ley, por el cual demandarlos, hay un juicio del que no podrán escapar ni esconderse, y es el juicio de la historia, y allí nos reencontraremos.

                         





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