¡HE
VISTO A UN HOMBRE!
He visto a un hombre caminar silencioso por la
mediocridad con los conocimientos de un grande. Su consiente no está al tanto
de la chispa que duerme en su alma. Su espíritu se retuerce a la voluntad de su
entorno y lo aparta ahora de sus sueños. Él no sabe. Como si tuviese los ojos
cegados avanza hacia un destino predecible.
Deja huellas y lo ignora porque nunca mira para
atrás. Tiene la mirada fija en el camino. No se anima a abrir un sendero. No se
da cuenta que los caminos están trazados para que cualquiera los transite. No
se da cuenta que él no es cualquiera.
No sabe adónde va, cree que avanza. ¿Pero puede
avanzar aquel que camina en círculos? No acepta que lo ayuden porque no se
considera digno. Su mente no le muestra las herramientas, lo mantiene como en
una habitación cerrada y a oscuras.
Necesita ser abierto. Que algo lo parta al medio
y le muestre su centro. Debe asentar sus ideas y encontrarse a sí mismo.
He visto a un hombre vaciarse de darlo todo, y
aún así mantener su corazón latiendo una esperanza. Llorar en soledad para no
molestar con su tristeza.
He visto a un hombre desafiar al destino sin
saberlo y llegar más allá de su alcance ignorándolo todo. Lo he visto rezar a
su Dios y pedir por terceros. Ser el único en lograr la cima y sentirse solo.
Mirar al abismo y saberse observado por él.
He visto a un hombre amar hasta el desgarro y no
hablar de su dolor. Sufrir el derrumbe de su mundo y volver a comenzar la
construcción con ladrillos caídos. Lo he visto vencer su orgullo a pesar de sus
conquistas. Salir al combate desprovisto de lanza y espada y enfrentar la
batalla solo con la verdad como escudo.
He visto a un hombre abrazar a su recién nacido
y ofrecerlo al mundo no en sacrificio. Lo he visto tomar todo aquello que le
fue ofrecido y mejorarlo para su descendencia.
¡He visto a un hombre!
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